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Entre amigos


A poco de haberse celebrado el día del amigo, leo una frase de Milena Busquets en su novela También esto pasará que dice “La amistad masculina, vista desde afuera, parece un camino más llano y sencillo que la amistad entre mujeres. Lo nuestro es como un noviazgo eterno, accidentado, intenso y pasional, mientras que lo de ellos se suele parecer más a un matrimonio bien avenido, sin grandes emociones tal vez, pero sin grandes altibajos”. Me interesó la manera de describir una diferencia que está claro que existe. Porque cuando hablamos de “igualdad” entre el hombre y la mujer estamos hablando de algo irreal; lo que sí debe ser verdadero y lo que necesitamos es la igualdad de derechos, de libertad y de oportunidades. Y esta diferencia que marca Busquets, nada tiene que ver con intentar responder la eterna pregunta de si puede existir la amistad entre hombres y mujeres. Hay cientos de diferentes opiniones e incluso estudios que intentan responderla. Lo interesante para pensar es si existe una manera de vincularnos entre amigas y una forma diferente en que se relacionan los amigos.

Desde mi experiencia personal y la que me acercan los pacientes, las diferencias existen y son muchas. Como la diferencia entre hombres y mujeres. Las razones son ancestrales y evolutivas, fisiológicas y culturales. En la prehistoria las mujeres quedaban en comunidad cuidando a los hijos y se tejían lazos personales entre ellas, mientras que los hombres salían a la caza y la pesca en un vínculo de colaboración ante un objetivo (llevado al hoy, imagino las maravillosas e interminables charlas entre amigas versus un divertido equipo de fútbol, corriendo detrás de una pelota). Fisiológicamente no sólo el cerebro de la mujer y sus conexiones son diferentes –los últimos estudios en neurociencias lo explican claramente- sino que el ciclo hormonal femenino nos insta a escuchar al cuerpo y respetar sus momentos. A lo largo de la vida entendemos que las palabras de Busquets “accidentado, intenso y pasional” muchas veces reflejan el perfecto mecanismo hormonal que funciona cada mes a lo largo de la vida de la mujer y que, cuanto más se escucha, más se puede usar a favor para identificar las propias necesidades y explorar lo intuitivo y empático del ser femenino.

Culturalmente, la lucha por la justicia en alcanzar los mismos derechos a veces se ha confundido con la necesidad de ser iguales en lugar de respetar y admirar las diferencias. El caso es que la mujer, en líneas generales, ante un problema o algo importante que le presenta la vida, quiere compartirlo con sus amigas y escuchar opiniones; mientras que el hombre suele querer preservarlo y guardar silencio, buscando a los amigos para distraerse y hablar de temas varios y ajenos a él. Los dos buscan en sus amigos lo que les hace bien y, en cualquier caso, “Pasar tiempo con los amigos causa mayor actividad en los circuitos del cerebro que nos hacen sentir bien”, lo dice Facundo Manes y lo confirmo cada día. Porque, cualquiera sea la forma, no hay duda que la amistad tiene algo de milagroso y mucho de misterioso. El abrazo y la palabra amistosa funciona como medicina ante dolencias físicas y emocionales –y si no como medicina, al menos como placebo- y es antídoto para la depresión y fomenta la autoestima. Para hombres y para mujeres.


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