Lo que no se da, se pierde

Hace años que me guío por mi propia consigna de “lo que no se usa en el último año y medio, se regala” porque, como escuché a alguien alguna vez “lo que no se da, se pierde”. Y eso me hace vivir más liviana y sentir una cierta sensación de expiar culpas por tanta desigualdad, esto es una confesión que me avergüenza, porque sé que es sólo una ilusión de alivio que a la única (o a la que más) ayuda es a mi. De vez en cuando, siento cosquillas de felicidad cuando veo a una ahijada, sobrina o amiga usar algo de lo que fue mío y le dan brillo nuevo a lo que yo ya no sabía dárselo. La alegría es indescriptible. Seguramente lo disfrutan porque lo usan, pero soy consciente que me sigue alegrando más a mi. Si, me refiero a algo tan banal como la ropa. Es que la ropa tiene esa gran contradicción de ser una necesidad (porque no se acepta ir desnudos por la vida y/o porque el clima lo requiere) y, a la vez, convertirse en símbolo de tantas cosas. Se convierte en uniforme, de ahí que también se convierta a veces en etiqueta. De poder, de sumisión, de libertad o falta de ella, de vocación de servicio… Según cuál usamos -a veces por elección y otras por obligación-. Se convierte en luces de neón que indican el status, la onda, si sos cool o intelectual, si sos dejado o prolijo y hasta a veces se puede imaginar tu ideología o tu inclinación sexual. Como si yo lo hubiera decidido, y juro que no, haciendo orden en mi casa, apareció este vestido (que podría describir como rojo o colorado, porque el lenguaje también nos viste las identidades) Rápidamente me transportó al momento de comprarlo. Chueca año 2003. Un vestido que se infiltró durante más 20 20 años, colado en una valija de recuerdos. Hoy salgo con este vestido puesto. Ya no trabajo en una editorial, ya no tengo tres hijos en kínder. Ya no tengo 38 años. He duelado a lo largo de la vida muchas identidades. Cada vez me siento más liviana y más desnuda. Y siento la imperiosa necesidad de saber quién soy, quién sos y quiénes somos despojados de vestiduras.