La semana pasada me tocó hacer la verificación técnica vehicular (VTV) de mi auto. Como cada año. Suelo hacerla sobre esta época para salir tranquila de vacaciones.
Mientras esperaba que tocara mi turno y, de cara a los últimos días del año, imaginé mi balance de fin de año como si fuera la VTV. Sé que el cierre de año es una mera convención. Regidos por el calendario gregoriano, estos días nuestra mente funciona de manera diferente, con distintos estímulos… Conceptualmente nos hemos inventado un final y nuevo principio. Nuestra mente suele dispararse hacia el estrés, como si se acabara el mundo, a la vez que hacia la necesidad de “borrón y cuenta nueva”.
Por eso es bueno parar, darnos tiempo de una VTV, y ver que nada termina ni se acaba. Que lo que podemos elegir que se acabe son los mecanismos que nos llevan a resistirnos a lo que la vida trae, a exigirnos de más, a vincularnos desde el egoismo y la inmadurez. Esto exige una mirada lúcida sobre nosotros mismos: una revisión compasiva para acomodar lo que necesita ser acomodado y lograr así arrancar el año 2019 con nuestro mayor potencial puesto al servicio de la vida. Un potencial que no siga buscado como primer medida el éxito o la productividad o las ganancias… Un potencial que no tome al tiempo como bien de consumo sino que consuma el tiempo para disfrutarlo y saborearlo.
Un interesante “juego” para lograrlo es imaginar el 2018 como si fuera la temporada de una larga serie. Recorrer el pasado año y dejar que aparezcan los momentos vividos, alegres o tristes. La única certeza es que sos él o la protagonista. A partir de ahí, ¿quiénes fueron los personajes principales? ¿quiénes los personajes secundarios? ¿quiénes pasaron esta temporada por tu vida, dejando una impronta? ¿Cuál es el argumento? ¿qué instantes te marcaron? ¿cuáles son las situaciones que más disfrutaste? ¿cuáles las que menos? ¿en qué ciscunstancias sentiste que fuiste vos mismo/vos misma? ¿si vieran quienes te quieren esta temporada de tu serie: qué mensaje querrías dejar en ellos? ¿qué elegís que aparezca en esta parte de tu vida para que sea TU historia? Elegi eso que al verlo, quienes te conocen puedan darse cuenta que es tuya, que has dejado tu impronta personal. Dale un cierre a tu temporada 2018. Con la intención de aprender de cada persona, cada momento, cada lugar. No importa si fue agradable o no. Lo vivido puede ser la gran enseñanza. Buscá una imagen, inventá un título. Conclui la temporada.
2019. Nueva oportunidad. Nueva temporada. Conciente que lo más importante es entregarnos flexibles a lo que la vida traiga, ajustemos lo que está en nuestras manos. Sirven preguntas como: ¿Si sé que soy protagonista de mi propia vida por qué a veces me invade la idea de que los demás o la realidad son responsables de lo que me pasa? ¿En el 2019, en qué voy a enfocarme? Después de mirar mi 2018: ¿qué tengo ganas de llevarme a la nueva temprada? ¿Quiénes quiero que me acompañen? ¿Quién y qué me hace bien; me ayuda habitar mi serenidad y alegría? ¿qué voy a mejorar en mi y en el mundo que me rodea? ¿Qué elegiré profundizar, eso que sé que es importante para mi?
Haciéndote con honestidad esas simples y profundas preguntas, entregate al 2019 con la sensación de continuar esta aventura de la vida. La incertidumbre, el asombro y la sorpresa siempre estarán presentes y las recibiremos con la claridad de ser protagonistas y estar construyendo nuestra propia historia.
Brindo porque el 2019 sea bueno con nosotros. Y nosotros con él.