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Suena el despertador


Anthony de Mello nació en la India y fue sacerdote jesuita y psicoterapeuta; además de un hombre de espíritu ecuménico y sabio. En uno de sus libros, Despierta, escribió "... Siempre que renuncie a algo, queda atado para siempre a aquello a lo cual renuncia. Hay un gurú en la India que dice: siempre que viene a verme una prostituta, no habla sino de Dios. Dice que está cansad`a de la vida que lleva. Que quiere a Dios. Y siempre que viene a verme un sacerdote, no habla sino de sexo. Muy bien, cuando usted lucha contra alguna cosa, queda atado a ella para siempre. Mientras luche contra ella, le está dando poder. Le da tanto como el que usa para luchar contra él."

En este párrafo se encierra gran parte del camino de un buen proceso de psicoterapia o de crecimiento personal. De otra manera, lo dijo también Carl Gustav Jung, el conocido psiquiatra suizo, “Uno no se ilumina imaginando figuras de luz sino haciendo consciente la oscuridad, un procedimiento, no obstante, trabajoso y, por tanto, poco popular”.

Pareciera que no hay escapatoria, el trabajo es integrar todas nuestras partes y recibir al todo que somos. No luchar “contra” nada, sino relajarnos y recibir lo que somos tal cual es.

Hay infinidad de ejemplos donde notamos lo dificultoso que es. Tanto que se entiende que muchas personas prefieran no trabajarlo y sólo lean libros o hagan cursos para aliviar momentaneamente el dolor y no profundizar en lo que verdaderamente sana, el contacto compasivo con nosotros y con los demás. Y nos rigidizamos, nos endurecemos y paliamos lo que molesta pero sin transformarnos. Luchar contra todo lo que somos es, por ejemplo, proyectar en los demás los defectos que demonizamos sin darnos cuenta que, al aborrecerlos tanto, nos defendemos de todo lo que de eso hay en nosotros. Es muy habitual criticar en los demás lo que nosotros mismos no podemos ver o no nos animamos a hacer.

Luchar contra todo lo que somos es dejarnos atrapar por ideologías y mandatos que nos dicen lo que debe ser, sin usar nuestro propio albedrío para elegir ante cada circunstancia desde nuestro sentir.

Luchar contra todo lo que somos es tapar recuerdos que sostenemos en nuestro interior a fuerza de mucha energía para no recordarlos. Suele darse en caso de abortos o de suicidios o de situaciones traumáticas y cuestiones escondidas que se mantienen secretas a fuerza de lucha y control sin poder mirarlo. El día que dejamos de luchar titánicamente para no mirarlo, nos empezamos a liberar de él y podemos empezar a transitar el camino sanador de perdón y compasión y darle un lugar en nuestra historia para integrarlo en nuestra vida. Y sí, claro que cuesta… Pero es como aquel proveribio que dice “la herida que sangra previene la infección”. En el trabajo psicoespiritual muchas veces la tristeza y el dolor de ver nuestras sombras previene trastornos como la depresión, el estrés o las crisis de ansiedad.

Luchar contra todo lo que somos es como luchar a la hora que suena el despertador, la inercia nos invita a apagarlo y seguir durmiendo. Es lo más cómodo, lo más fácil, seguir cobijados en la cama –aunque a veces implique tener pesadillas-. Podemos quedarnos. Pero sabermos que el día y la vida nos esperan y que en algún momento estamos llamados a despertar.

Despertar es dejar de luchar para escondernos de nosotros mismos. Es escucharnos con el corazón y desde otro lugar del acostumbrado para empezar a integrar la capacidad de ser nosotros mismos, que no es ni más ni menos que TODO, luces y sombras…


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